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- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 2008-10-02 | [This text should be read in espanol] |
A MANERA DE INTRODUCCIÓN
Muchas veces, el que escribe deseería que su mundo interno, sus urgencias interiores, sus objetivos y las formas como ellas bullen en su mente, deseosas de salir al mundo externo, en un texto, quedaran al descubierto. No sólo por el hecho de darlas a conocer, si no que le sirvan para buscar puntos de encuentro con otros que como el escriben y así de alguna manera intentar descubrir que su propia creatividad pudiera encontrarse con la de otros, que como él, también desean complementarla, para seguir creciendo en ella. Mi intención al poner mi propia visión en este panel, escrita como una reflexión, responde a ello. Contento y agradecido estaría si obtuviera respuestas o comentarios que apunten a mis deseos. Por último, doy las gracias de antemano a todo aquel que al menos se detuvo a leerla y más aún si se da el tiempo para escribir algo al respecto, pues al menos para mi, será obtener el oro mismo con el que acrecentaré mi acervo cultural. PALABRAS PARA UNA PRESENTACION "Alfonso Reyes creó entre nosotros el precedente de las notas sobre su propio libro. Cargue él, sabio y bueno, con la responsabilidad de las que siguen. Es justa y útil la novedad. Entre el derecho del crítico capaz - llamémosle Monsieur Sage - y el que usa el eterno Don Palurdo, para tratar de la pieza que cae a sus manos, cabe una lonja de derecho para que el autor diga alguna cosa. En especial el autor que es poeta y no puede dar sus razones entre la materia alucinada que es la poesía. Monsieur Sage dirá que sí a la pretensión; Don Palurdo dirá, naturalmente, que no. Una cauda de notas finales no da énfasis a un escrito, sea verso o prosa. Ayudar al lector no es protegerlo; sería cuanto más saltarle al paso, como el duende, y acompañarle unos trechos de camino, desapareciendo en seguida..." GABRIELA MISTRAL Estoy convencido que la poesía se presenta por sí sola y como tal no requiere de una presentación, más aún es innecesaria y menos por su propio autor, pues a los ojos de cualquier lector puede resultar o parecer pedante una acción orientada a ese fin, nada más lejos de mi intención. Sin embargo, el hecho de poder entregar una interpretación de lo que he vivido y que se trasunta en mis poemas, me conduce a compartir mis vivencias, darlas desde mi propia perspectiva; a entregar ésta, mi cosmovisión, del alucinante viaje por el mundo de esa personalidad subjetiva, inconsciente (que tan magistralmente describe C. Jung), que habita en la profundidad de mi mundo interno, ese Universo que todos como seres humanos poseemos. Mi intención y deseo es que mis poemas sean una invitación y sólo ello, a reflexionar en torno a la belleza de esa realidad que convive con nuestra personalidad consciente. Por un lado, concibo la belleza como aquella actitud que se expresa en un embelesamiento al contemplar, libre de todo prejuicio, un objeto que nos atrae, nos impresiona y nos causa una gran satisfacción. También como la que se expresa en el encanto que nos produce el descubrimiento de alguna ley que ha regido, rige y regirá algún tipo de manifestación, o como esa sensibilización frente a lo verdadero. Por otro lado, considero la realidad como aquello que está constituido por todos los hechos posibles, no sólo los reales, sino también los ficticios, no importando que estos últimos sean contradictorios. Estos hechos determinan que una cosa exista, sea y suceda. También ellos pueden originar, combinándose entre sí con otros hechos o consigo mismo, nuevos elementos, donde estas combinaciones pueden darse por causas naturales o artificiales, en forma ordenada, azarosa, caótica o simplemente sin causa que las provoquen. Esta realidad, para mi, está compuesta no sólo por los elementos (cosas) del mundo exterior, sino también por los de mi mundo interior. Son éstos los elementos que me han circunscrito a través de toda la vida, que han vigilado mi transcurrir del día y la noche y que se han interrelacionado, tanto objetiva como subjetivamente a través de la riqueza de las imágenes. Son sólo ellos los que han buscado, buscan y buscarán emerger, de las manos de la imaginación y de la razón o sin ella; saliendo, al menos, con un velo que quiere, que desea ser retirado con la suavidad de la palabra poética, para mostrar la realidad, mi realidad, en todas sus dimensiones. Realidad que al menos en mí produce autoencantamiento y es lo que quisiera compartir con todo aquel que tenga la actitud de embelezarse contemplando su mundo exterior e interior a través del mío como un simple referente. Todo el mundo tiene una génesis, un alumbramiento y el que lo desee sólo debe ventilar o dejar que entren otros aires en su cerebro. No sólo se sorprenderá sino que vivirá intensamente el autoencantamiento. Percepciones, sensaciones, emociones, se buscan, se encuentran y en su peregrinar se unen con sentimientos, imágenes e ideas y todos juntos, se engarzan con la naturaleza, el cosmos, el alma individual y el alma colectiva. Esta amalgama se sumerge en profundos hoyos negros, quedando encadenada a las entrañas de éstos, hasta aquel instante en el cual, sincrónicamente, con o sin causa y efecto, o de manera caótica, pero siempre de forma sorprendente, la química cerebral le da impulsos y la hace viajar, en vaivén, entre los hemisferios. En este viaje que efectúa por túneles visita universos con diversidad de dimensiones, posiblemente conocidos, ya sean éstos reflejos de los reales o simplemente ficticios, para obtener en ellos la energía de escape necesaria y así poder emerger a la luz del día. Sólo con esta energía puede romper la gravedad que la retiene y sólo con ella puede estructurarse en un todo ordenado, como si constituyera un modelo matemático. Y al emerger, esta misma energía la hace mostrarse a través de imágenes transformadas en palabras poéticas, al igual como se muestra el limpio color de los ojos que trasunta la alegría de vivir. Estos, mis textos son un intento de mostrar la policromía y polifonía que, al mezclarse en la retorta de la realidad, quieren entregar una aproximación de armonía, cuyo destino es hacer vivir, en unos momentos, esos sentimientos que amoldan al encantamiento vital, que hace retomar fuerzas para continuar viviendo con optimismo, autoencantamiento que permite encontrar un hermoso sentido a la vida, sentido que se retrueca en el tener que hacer lo que hay que hacer. Muchos de mis poemas, corresponden a vivencias o experiencias, al decir de Pablo Neruda una "Residencia en la Tierra" y otros, dedicados a consideraciones acerca del espíritu humano, lindantes en la metafísica. En ambos casos, la palabra poética es más indicada que la palabra de la prosa, pues logra un mayor alcance, pues no sólo permite recorrer el Cielo y la Tierra sino también el Infierno, ya sean ellos razonables o imaginables y más aún, en sus ambientes de realidades o fantasías adornados con la armonía de la belleza, realidades y bellezas que no necesitan ser descritas en sus conceptualizaciones en un texto poético, pues son omnipresentes. La sonrisa o el dolor de un niño, plasmado en un artefacto artístico, sólo nos debe emocionar. Son otras actividades distintas de la artística a las que les interesan la descripciones intelectuales, ya sean éstas, la sonrisa o el dolor de un niño u otras. Como la poesía tiene entre sus características el simbolismo, el lector puede buscar por sí mismo una interpretación o un significado o un sentido al símbolo, que yace oculto tras él, labor que requiere de múltiples lecturas. Mis poemas pueden describirse como una "puerta de vaivén", PUERTA DE VAIVEN ... mis manos que son tus manos empujarán la puerta de vaivén. Y mis sentidos que son tus sentidos se equilibrarán en la cuerda del vacío... la que debe abrirse una y mil veces, entrando a ésta mi casa-hogar, directamente o a través de un patio lateral hacia las piezas interiores, empujando suave o violentamente las puertas de éstas o simplemente entrando por las ventanas (el lector buscará entrar como guste, ya sea en el orden que he entregado o aquel que le sugieran los títulos que le he dado a ellos, y que pueden agruparse en una tabla que pudiera haber colgado en la pandereta que hace lindar mi casa con las de algún desconocido vecino). El buscará a través de la lectura reiterada, aquella significación, de las incontables posibles, que le haga trascender desde su diario vivir hacia un estadio de contemplación que le alegre su espíritu, en otras palabras, abandonarse a la locura de esa alegría que nos hace elevarnos desde la superficie de la rutina cotidiana hacia esferas superiores, lugar desde el cual se puede apreciar con una mejor óptica que las cosas simples son las que realmente tienen importancia real para conseguir una vida en plenitud. Por último, como también la poesía es música, mis textos intentan entregar a través de las múltiples lecturas, una incitación al escuchar, con oídos internos, por el sólo hecho de hacerlo y, por qué no, oír los mensajes apremiantes que yo escuché en lo más profundo de la soledad de mi mundo interior como un todo, como una urgencia, mensajes que he intentado trasuntar con la mayor fidelidad que me ha sido y me será posible, a lo largo de todos los poemas que he escrito y que seguiré escribiendo. Valdivia, Chile, Otoño de de 2003 Lionel Henríquez Barrientos |
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