¿ Conoces el sentimiento de la irrealidad que te envuelve cada vez que la lluvia está por empezar? Aquel olor de todas las cosas ancestrales , aquel color de un otoño marchito, la música del alma cayendo en la tierra y más allá, cayendo en todas las cosas y en todas las personas como una lluvia perpetua. Caminando por las calles mojadas, los ojos se deshacen de esperar la luz, las manos cansadas rechazan el aire, en el alma se juntan las nubes como en un cielo atormentado e inhóspito .

Todas las cosas me llenan, tus cosas. Sin ver, rehago tu camino, sigo tus pasos con los ojos cerrados y te siento más cerca que nunca. La obsesión es la que me lleva cada día a diez centímetros de ti. Y tú no los sabes. Tal vez ni siquiera sospechas que detrás de la tapia estoy yo. Día tras día me quedo tranquila delante de tu oficio como un loco detrás del alto seto del manicomio, llevando en sus ojos el doloroso cargo de lo incomprensible.

Está lloviendo. Y yo también .