(Recuerdo que el sol no aparecía
en el infierno)

rayos
luminiscencias
entierro en el sentido humano
en el sentido contrario del traspié
despierto río
húmedo
aún fuera de los absolutos
soluble
con la incongruencia de las órbitas materiales exoradiales
sintiendo el desliz estar dentro de un alarido dentro del golpe de alguna luciérnaga ciega y feroz.
filos
brisa provocada por rebotes de alientos
de libélulas disecadas
con sus cueros masticados
destajados
alucinados
neuroplégicos.

inocencia
ansiedades
sólo la danza de aromas resulta cierto
estela de un niño que murió de antebrazo débil
decapitados sus dedos
sus venas
por el desgaste de sus rezos
arrastrados por las calles
intentando llegar al sol insensible.

se consume el reflejo
desaparezco tras la ventana
tras mi pesada lengua espiral
caídas metálicas sin órbita ni alivio
retina amordazada
témpano derritiendo sus coágulos
su vértigo animal.

grietas en el parpadeo
balbuceo
estallido del cielo se extiende atravesando mis escamas
infinitas
en forma de lágrimas
de saliva
que humedecen este epitelio de cartón
de sombra disociativa
de perfil a bruma
de ojo a palpitación a crepitar a salpicones
de lava sobre cuerpos de ceniza.

cadáver extasiado revoloteando alrededor de lóbulos
conducidos a la blanca alcantarilla neural
foso mágico
fatídico
forma pétrea replegada
ductilizada
muestra sus plumas de cuervo
y su aliento de bestia sanguinaria
que mantiene su iris
navegando
en su garganta espinescente.
danzan las últimas ínsulas ebrias
estatuas descalzas huérfanas
con dolores ajenos de otros cuerpos otros seres sin nombre de miradas aullantes.
la hoguera apenas logra sentarse al borde del paraíso
cavilando
calculando la cifra de la angustia
del aneurisma
del canto de un nunca
que vuelve a caer hasta quedarse dormido.

una pequeña miseria caminando con mis pies
tropezando alegremente como si lo comprendiera todo
como si la sustancia de su grito
bajase corriendo de alguna nube
a abrazar a todos
olvidando su propia muerte

golondrina cae susurrando sobre una telaraña
un instante cayendo lentamente sobre hojas secas
ruidos sibilancias gotas dulces de cianuro
alas transparentes para que no duela la brisa
para que no duela aprender a volar y morir como hombre
y hablar como piedra sin río