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- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 2007-07-24 | [This text should be read in espanol] |
La historia que narrar茅 es parte de las conversaciones que sostuve desde mi adolescencia con mi padre Luis Eduardo Henriquez Orellana y sus hermanas Berta y Zunilda, hasta la muerte de ellos ocurridas ya hace m谩s de una d茅cada y que en alguna manera se corresponde con los principios y valores que hered茅 del abuelo por medio de las ense帽anzas informales recibidas en mi hogar a trav茅s de sus hijas y de mi padre y, al mismo tiempo con lo que en mi patria se conoce en la cultura popular como 鈥淓l pago de Chile鈥.
Todo comienza por los finales del siglo XIX, 1885 para ser m谩s precisos, cuando el abuelo, Fernando Henr铆quez Mu帽oz, fue designado profesor de una escuela primaria en Collipulli en la zona de la Araucan铆a, lugar que recientemente hab铆a pasado a ser parte de la soberan铆a del pa铆s y en el momento que ya era educador primario en la ciudad de Victoria, atendiendo el hecho de su desempe帽o a esos momentos y a su condici贸n biling眉e, espa帽ol, mapudungun. Mi abuelo, a los ojos de su hija Berta, una mujer que vivi贸 95 a帽os de solter铆a y dedicada con toda su alma a la educaci贸n de los ni帽os de Chile, era un hombre muy reservado, de buenos modales, y de una inteligencia sobresaliente, de aspecto f铆sico m谩s bien bajo, 1,60 m. de altura, de contextura gruesa, de tez blanca, pelo casta帽o y provisto de una personalidad que le permit铆a ganarse a sus interlocutores, pero con un car谩cter muy fuerte al momento de las decisiones, cualidades que yo mismo vi heredados en ella. Al momento de su designaci贸n, se encontraba casado con Benilde Orellana Quijada, mujer menuda y muy trabajadora en las labores de casa, que le hac铆a compartir un hogar a ese momento sin hijos, pero con la compa帽铆a de la hermana menor de ella Fidelina, t铆a Chane, apelativo cari帽oso con el que se la conoc铆a en la familia, a esa fecha de 5 a帽os, a qui茅n hab铆an decidido criar por la ausencia de sus padres ya fallecidos y qui茅n por el modelo del abuelo, tambi茅n lleg贸 a ser educadora primaria en distintas localidades del pa铆s, culminando su carrera tambi茅n como directora de escuela. En la condici贸n de profesor de esa escuela pas贸 alrededor de quince a帽os ense帽ando con verdadera pasi贸n a los ni帽os chilenos y mapuches de ese lugar y dedic谩ndose a la lectura y al cultivo de la matem谩tica en sus ratos libres, profesi贸n y aficiones que no s贸lo heredaron sus hijos, sino que tambi茅n sus 煤nicos nietos, mis hermanos, en que dos de ellos, Fernando y Luis, teniendo desde ni帽os aficiones por la lectura, escogieron profesiones (Geolog铆a e Ingenier铆a de Minas), en que la matem谩tica es una herramienta 煤til y poderosa, pero en vez de dedicarse al ejercicio de ellas, se volcaron a sus ense帽anzas en el 谩mbito universitario o, el otro hermano, Manuel, que eligi贸 la Educaci贸n (Profesor de Psicolog铆a y Filosof铆a) y que tambi茅n labor贸 en la Ense帽anza universitaria, quien tempranamente incursion贸 en la literatura ganando un par de premios a nivel escolar en el 谩rea de cuentos, lo que lamentablemente dej贸 de lado por razones que no es el caso comentar aqu铆, o como en mi propio caso, que tambi茅n escog铆 la Educaci贸n (Profesor de Matem谩ticas), haciendo de esta profesi贸n y de la literatura pasiones que me han acompa帽ado pr谩cticamente toda la vida. Me imagino que la vida del abuelo transcurri贸 tranquila en esos apartados lugares, en que adem谩s de sus aficiones, de tanto en tanto deb铆a dialogar con los lugare帽os chilenos y mapuches, para poder vivir mejor su soledad y aislamiento de la ciudad; hasta que un d铆a, un agricultor de la zona de Curacaut铆n, hombre de muchos contactos y relaciones con los gobernantes de esa 茅poca, en un viaje a esa ciudad lo conoci贸 y supo de su labor en esos lugares. De inmediato y por la carencia de escuela primaria en la zona en que viv铆a, en la que tambi茅n exist铆an las mismas condiciones, es decir ni帽os chilenos y mapuches, le pregunt贸 si estar铆a dispuesto a ir a ense帽arle a los ni帽os de Curacaut铆n, su tierra, zona de grandes bosques de araucarias y lugar casi fronterizo con la Argentina, a 90 Km. de Temuco, principal urbe en aquellos tiempos y pr谩cticamente aislada de ella. 脡l por lo que ello significaba para su carrera acad茅mica le respondi贸 afirmativamente. Este agricultor de inmediato escribi贸 solicit谩ndole a un primo que en esos momentos era parte del gobierno, hiciera las gestiones para que se creara una escuela en su localidad, lo que por dicha gesti贸n lleg贸 a buen t茅rmino, cre谩ndose la primera escuela de esa localidad, bajo el Decreto N潞 562 con fecha 26 de Febrero de 1900, del aquel entonces Ministerio de Instrucci贸n P煤blica de Chile. En esos tiempos en Chile, pa铆s que extend铆a sus dominios, cuando el Gobierno a trav茅s del Ministerio de Educaci贸n creaba una escuela, al mismo tiempo de construirla, otorgaba un terreno a quien se hiciera cargo de ella como un incentivo y complemento a un sueldo que no era de los mejores de la administraci贸n p煤blica, para as铆 el nuevo Director no tuviera mayores problemas con su manutenci贸n y la de su familia. Fue en esas condiciones, que a mi abuelo se le otorg贸 una propiedad. Pero aqu铆 se destaca un rasgo 茅tico de la conducta de mi abuelo, quien al momento de recibirla, solicit贸 a las autoridades que se le otorgara s贸lo como un beneficio mientras viviera. Fue as铆 como se hizo cargo de la escuela y en ella labor贸 hasta el d铆a de su muerte, ocurrida en el a帽o 1913, a los 54 a帽os fecha en que la comunidad, por el recorte de un diario que poseo, le rindi贸 un 煤ltimo homenaje, hundi茅ndose 茅l en la oscuridad m谩s absoluta pues hasta la fecha de hoy nadie lo recuerda y el porqu茅 sucedi贸 esto es lo que a continuaci贸n narrar茅. En una parte de los relatos de t铆a Berta, qui茅n lleg贸 a esa ciudad junto con mi abuelo, siendo a煤n un beb茅 y la primog茅nita del matrimonio, me narr贸 que el abuelo ten铆a a su cargo un ayudante, el profesor primario Dn. Jos茅 Arretx, para las labores educativas propias de la escuela, que al momento de su muerte se hizo cargo de la Direcci贸n de ella y s铆 acept贸 como propiedad los terrenos que hab铆an sido designados como parte complementaria de su sueldo. Obviamente, seg煤n me cont贸 ella, el nuevo Director designado, sin ninguna consideraci贸n de su parte, expuls贸 a la familia, dej谩ndola en la m谩s impensada situaci贸n de miseria, aunque esta situaci贸n a mis ojos y desprovisto del apasionamiento de ella, era lo que ten铆a que suceder, pues no se podr铆a explicar o encontrar una soluci贸n pecuniaria que beneficiara a la familia, por parte de 茅l y le otorgara la tranquilidad que ellos necesitaban en esos momentos, pues era una responsabilidad gubernamental y propia del Ministerio de Educaci贸n de esos tiempos, organismo cuyas autoridades responsables jam谩s le otorgaron a la viuda una pensi贸n de viudez. Afortunadamente, al momento de su muerte, su cu帽ada a qui茅n hab铆a educado ya era profesora primaria en la ciudad de Victoria, se hizo cargo de la familia y permiti贸 que t铆a Berta, que en los momentos del fallecimiento del abuelo, estudiaba en la Escuela Normal de Victoria terminara sus estudios, carrera que le permiti贸 llegar a ser tambi茅n Directora de Escuela. Tiempo despu茅s toda la familia emigr贸 a la ciudad de Chill谩n, ciudad donde ambas mujeres, comenzaron una nueva etapa de sus carreras de educadoras y mi padre qui茅n en esos momentos s贸lo ten铆a 12 a帽os, llegaba a terminar sus estudios primarios y secundarios, zona en la que mi abuela ten铆a una gran cantidad de familiares. Formaban la familia de la viuda, sus hijos Berta, Zunilda, Camilo y mi padre Luis, junto a la t铆a Chane, quienes vivieron en esa ciudad casi una d茅cada, traslad谩ndose posteriormente a la capital Santiago, ciudad en la que muere Camilo en un accidente ferroviario, y producto de la pena de esa muerte fallece tambi茅n la abuela en el a帽o 1933. Es en esa misma etapa, es en la que ocurre otro lamentable suceso y es en el que Zunilda antes de cumlir los treinta a帽os, es sometida a una operaci贸n quir煤rgica simple y por alguna negligencia m茅dica queda paralizada de ambas piernas, quedando al cuidado de su hermana Berta por el resto de sus 90 a帽os. Bueno, es el caso que en Chile, las hijas solteras enfrentadas a la muerte de su padre, reciben un dinero de parte del Estado mientras permanezcan en esa condici贸n de solter铆a, as铆 lo solicitaron por a帽os mi padre y su hermana y nunca se obtuvo una respuesta a esa condici贸n. Pasaron los a帽os, y mi progenitor ya teniendo su propia familia, intent贸 reivindicar el nombre del suyo en la comunidad de Curacaut铆n, a trav茅s de m煤ltiples misivas a los medios de comunicaci贸n de aquel entonces, como as铆 lo atestiguan algunos recortes de diarios de esa regi贸n que poseo, no obteniendo respuesta alguna. Me contaba 茅l que en sus averiguaciones en relaci贸n a su padre, en la ciudad es recordado el nombre de Dn. Jos茅 Arretx como el primer profesor fiscal de la ciudad, de lo que se deriva obviamente que tambi茅n se le recuerda como el fundador de la primera escuela, como as铆 lo destac贸 un diario regional para las festividades del d铆a del maestro en el a帽o 1944 y, seguramente, creo yo , por desconocimiento de las autoridades educacionales de la zona, lo habr谩n hecho de la misma manera en otras ocasiones en estos casi 100 a帽os que han transcurridos desde su fallecimiento y ni siquiera se sabe el lugar donde yacen los restos de quien fuera realmente el fundador de esa escuela. Por el a帽o 1966, le ofrec铆 a mi padre hacer alguna investigaci贸n en el Archivo Nacional de Bibliotecas y Museos acerca de lo que me relataron 茅l y su hermana, ambos en la actualidad fallecidos, y encontr茅 y me otorgaron fotocopias de los documentos que acreditan la historia no reivindicada del abuelo, que a煤n guardo en mi poder para en alg煤n momento poder hacerlos p煤blicos y hacer que su nombre ocupe el lugar que le corresponde, en la ciudad en la que entreg贸 su 煤ltimos esfuerzos. Con respecto a narrar acerca de los dineros que debieron ser entregados como pensi贸n de viudez a mi abuela y a Zunilda mi otra t铆a, no tiene otro fin que el de avalar lo que dec铆a al principio de este relato, acerca del 鈥淧ago de Chile鈥 y est谩 relacionado naturalmente con la muerte del progenitor de mi padre y con el reconocimiento p贸stumo que debiera tener su labor educativa, con la que obviamente 茅l, como tantos otros, hicieron patria en Chile a fines de siglo XIX y comienzos del siglo XX. |
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