Ernst Jünger aplaudía a esa inteligencia de felino
escolio analítico, haikú con doble filo de alfanje japonés,
pluma mística dispuesta a explorar el laberinto
donde todavía duerme ese fiero minotauro.

Bajo el telón azul plagado de estrellas de oro
los aforismos en romería bebiendo del latín en ánfora griega,
evocan aquella época dichosa de Novalis;
y las páginas donde el hálito histórico de Tito Livio
dibujaba inmenso ámbito para los hijos de la loba de Roma;
que bebían en esa ubérrima ubre el futuro del mundo.

Iluminado por la lámpara de la soledad
ignorando las anomalías del trópico se forma un marmóreo escritor;
ajeno a la monótona lluvia en su tejado
el trágico giro de la máquina de la Historia
y la era donde trillan el ecléctico trigo de Occidente;
las increpa por el escándalo de su hojalatería
y el abigarrado tono de los alamares.

Repantigado en el ángulo del sofá
puedo ver que aquí está la rosa para bailar aquí y ahora;
pues con este filósofo yo me entiendo muy bien
por su gran capacidad de dar ejemplo.

Escolio analítico, visión profunda de fecundo educador
jamás pronunció una frase vacía y anémica;
siempre cultivaba la orquídea en el tronco más alto.

Jorge Ángel Luna Rosado
Pintor y poeta colombiano