Los niños y adultos tienen en común más de lo que creemos. Una de las similitudes es su pasión por jugar. Los niños aman jugar fútbol, saltar, montar bicicleta, volar cometa, correr, cazar luciérnagas, estar en patines, y se consiguen amiguitos con sus mismos intereses.

Esto mismo sucede con los adultos, sólo que a medida que los niños crecen, sus travesuras son diferentes. Los adultos juegan a estar bien para no preocupar a la familia… mienten a sus amados en decirles adonde van, y con quien… crean historias para ocultar la verdad ante el resto de sus amigos… hacen ver que la vida fluye y se desarrolla tal como lo han esperado. Si, todos se divierten jugando, hasta que alguno sale herido. Esta es otra de las semejanzas.