Sí, ¿qué mejor momento del día para pensar en el cuando, como y donde de nuestra subsistencia que mientras estamos manejando y nos encontramos atrapados en un tranque en Transístmica. Es que, o nos serenamos y navegamos en nuestra mente o desgastamos minutos exprimiendo a más no poder el pito del auto por los torpes que no avanzan cuando pueden o por los pana-vivazos que cruzan la luz del semáforo cuando no pueden.

En esos momentos, susurramos pequeñas frases sin hilar de instantes acontecidos en los últimos días, y en su mayoría – últimamente – los míos se refieren a lo importante que es decidir en el momento justo. Posterior a ello, centro mi pensamiento en descubrir quien o que es eso que me obliga a ser o parecer una persona fuerte todo el tiempo. Después de todo, dicen por ahí que es parecerlo, no serlo. ¿Será verdad? No importa.

A eso se suma la certeza de lo sorprendentemente rápido que suceden las cosas. Por ejemplo: de increíblemente fantástico a completo desastre, eso pasa rapidísimo, en un santiamén; pero eso si, para trasladarse de desastroso a increíble demorará un rato (cualquier parecido con la sube-baja de los precios de la gasolina es mera coincidencia).

Hay varios tipos de reflexiones. Las peores, y con las que no me llevo para nada bien, son las que restriegan directamente su conclusión, esos desenlaces mentales que conoces perfectamente cuando empiezas a cuestionarte. Esos comentarios de ti para ti, que expresas en voz alta para asimilarlos, entenderlos y reconocerlos. Lo peor de todo es que los infelices son directos, precisos y concisos. Son meditaciones en las que engañas a todos los que te rodean, menos a ti mismo y a la Srta. Conciencia.

Son reflexiones-striptease de emociones y de sentimientos. Son un desnudo artístico de nosotros mismos ante nuestro espejo, donde gritamos lo que sentimos o pensamos, y el eco que provoca el grito se escucha automáticamente… sencillamente porque estamos solos. Pero ojo, hay que tener cuidado, pues como dice Calvino, no todo lo que se ve en el espejo, se resiste cuando se refleja.